Nuestra batalla espiritual es real, vivimos en un mundo concentrado en lo natural o enfocado en lo material, quizás porque es lo que vemos y conocemos. Buscamos pruebas de las cosas, pero todo basado en lo que podemos ver, tocar o palpar. Nos enfocamos en el reino material y se nos olvida que hay un reino sobrenatural o espiritual. El Apóstol San Pablo les escribe a los Efesios y les advierte sobre la batalla espiritual. Pablo les advierte que tengan cuidado con la decepción, con lo malo que parece bueno, con el lobo vestido de oveja.
Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar. 1 Pedro 5:8
El ser humano es una combinación de cuerpo (físico) y alma (espíritu), ambos unidos forman al ser humano. Pero usualmente nos concentramos en el físico o el cuerpo, nuevamente por qué es lo que vemos, olemos, tocamos o sentimos. Pero la iglesia en su sabiduría como madre y maestra nos enseña que debemos enfocarnos en ambo lo material y lo espiritual. Nos enseña que un sacramento es un signo externo de una realidad interna. En otras palabras, algo que vemos, tocamos, olemos o sentimos, pero que simboliza lo que esta ocurriendo en lo espiritual, la gracia que recibimos de Dios por medio de ese sacramento. Otro ejemplo de como la iglesia nos invita a pensar en lo espiritual es en la oración del Padre Nuestro, donde suplicamos al padre que nos libre del mal. En otras traducciones, dice específicamente, que nos libre del maligno, en otras palabras, de lo malo espiritual. También cuando recitamos el credo de Nicea, decimos muy claramente, que creemos en Dios padre todopoderoso, creador del cielo y la tierra, de todo lo visible y lo invisible… lo invisible es el reino espiritual.
Quizás no te has detenido a pensarlo, pero tus problemas hoy día pueden ser causados por el ámbito espiritual, por lo tanto necesitas la armadura de Dios para la batalla espiritual. Tus problemas de finanzas, trabajo, adicciones, matrimonio, los hijos, salud y hasta problemas con tu fe, pueden ser un ataque espiritual del cual no te has podido defender (no siempre, pero puede ser). Por esta razón, San Pablo en la carta a los Efesios, le explico sobre la armadura de Dios, para combatir el ataque espiritual y me gustaría que lo estudiáramos.
Efesios 6:10-18
10 Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder.
11 Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio.
12 Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
13 Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos.
14 Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza.
15 Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz.
16 Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno.
17 Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
18 Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos,
Desglosémoslo un poco…
Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder
Todo empieza con una voz de aliento, no importa que tan fuerte sea tu batalla, que tan fuerte sea tu pelea actual, nos invita a fortalecernos en el señor, porque EL tiene poder.
Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio.
Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
Dios no nos deja desamparados, nos da su armadura para que podamos resistir al enemigo. Pero si no sabemos, si no la usamos, si no tenemos la armadura, no nos serviría de nada.
Claramente nos dice que esta batalla no es contra el cuerpo, contra lo material, no es contra carne y sangre. Es una batalla contra principados, potestades, soberanos y espíritus malignos que habitan en nuestra tierra. Entonces contra lo espiritual no podemos luchar o tratar de batallar usando métodos de la carne, usando métodos de lo físico, usando métodos materiales. Necesitamos la armadura de Dios para combatir y prevenir las asechanzas del mal.
Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos.
Me llama la atención que el versículo nos dice para que podamos resistir en el día malo, lo cual me deja saber, que el día malo vendrá, pero necesitamos estar firmes para superarlo. En ocasiones encontraras personas que te dirán que no debes tener días malos si estas en el camino de Dios. Pero eso es erróneo, ya que este mismo versículo nos dice que el día malo vendrá, en otras palabras, para todos. Es como el pasaje en Mateo 7:24-27, donde encontramos a alguien que construye sobre la roca y otro sobre la arena. Vino una tormenta y la casa edificada o construida sobre la arena no quedo en pie. Pero el pasaje nos deja visto que ambas casas (sobre la roca y sobre la arena) pasaron por la tormenta. En otras palabras, solo por una estar en la roca no quiere decir que no tendrá problemas o tormentas.
Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza.
El primer articulo de la armadura de Dios es el cinturón de la verdad. El cinturón es lo primero que se pone un soldado cuando va a pelear. Después de su ropa, el primer articulo de armadura o defensa es el cinturón. El cinturón se usaba para cargar la espada, para cargar otros artículos y hasta para ponerles materiales protectores. El cinturón representa la verdad, la verdad siempre va primero. Debemos de siempre buscar la verdad, porque, si conocemos o buscamos la verdad, esa verdad nos hará libres. San Juan 8:32 nos dice… y conoceréis la verdad y la verdad los hará libres. El cinturón de la verdad debe de ser nuestro anhelo, buscar siempre la verdad.
Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza.
La coraza se usa para proteger al corazón y para proteger otros órganos vitales. La palabra nos invita a ser justos, recordemos que solo los justos llegan a ver a Dios. Entonces la coraza de la justicia es aquello que nos protege y nos ayuda a ser personas justas. La iglesia nos enseña el signo de la cruz, este se hace desde la frente, hasta el estomago y luego de un hombro al otro. Si piensas y analizas esta señal es una protección de la coraza, estas poniendo a la santísima trinidad (nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo) a protegerte.
Quizás pienses, que la señal de la cruz no es bíblica y te invitaría a leer el libro de Ezequiel 9:4-6 “El Señor le dijo: «Recorre toda la ciudad de Jerusalén y marca con una T la frente de los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella». Luego oí que les decía a los otros: «Recorran la ciudad detrás de él, hieran sin una mirada de piedad y sin tener compasión. Maten y exterminen a todos, ancianos, jóvenes, niños y mujeres, pero no se acerquen a ninguno que este marcado con la T. Comiencen por mi Santuario». Y comenzaron por los ancianos que estaban delante de la Casa.” En este pasaje, el señor nos revela que la marca de la T “señal de cruz” es un símbolo o marca cristiano y no podemos olvidarlo, es una forma de cubrirnos con la sangre de Cristo, con la Cruz, con la coraza de la justicia.
Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz.
La palabra celo usualmente la vemos como negativa, pero en este versículo, nos describe una pasión positiva, la pasión de propagar la buena nueva, en otras palabras, de evangelizar. La armadura de Dios incluye el calzado de Dios. El calzado de Dios nos lleva a donde tenemos que compartir el evangelio, pero antes de compartirlo, el calzado nos lleva a donde tenemos que alimentarnos del evangelio. No podemos dar lo que no tenemos, entonces para poder compartir la buena nueva, tenemos que conocer la buena nueva. Este articulo de la armadura, nos invita a que nuestra vida sea un ejemplo de la buena nueva. Que nuestro caminar sea para imitar a Cristo. Actualmente nos enfocamos mucho en las malas noticias. Si encendemos la televisión o el radio para escuchar noticias, el 90% de lo que escuchamos es negativo o malas noticias. Esto quizás nos llena de temor o de ansiedad, y nuestro trabajo en esta batalla espiritual es de compartir la buena nueva lo cual es Jesús. Nosotros sabemos que ya Cristo venció, y que el mundo actual nunca podrá vencer, esto es una gran noticia, es la verdadera buena nueva. Pero si no lo creemos, si no lo aceptamos, si no lo sabemos, no lo podemos compartir. El calzado del celo en la armadura nos invita a llenarnos de buenas noticias para compartirlas. En el libro de Isaías, encontramos una gran descripción de lo que debe de ser nuestro llamado a compartir la buena nueva.
Isaías 52:7
¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación, y dice a Sion: «¡Tu Dios reina!».
¡Que tu llegues a ser ese mensajero de paz, de felicidad y de salvación!
Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno.
La fe significa confianza y certeza. Para poder protegernos de las flechas o ataques que vas a recibir, es importante estar centrados en la fe. Si reconocemos que Dios es nuestro Padre, que siempre ha estado con nosotros y siempre lo estará, entonces los problemas de esta vida no nos afectaran tanto, los problemas nos pueden tambalear, pero no nos derrumbaran. En otro artículo, me exprese un poco más sobre la fe y te invito a leer el artículo completo, pero aquí esta una pequeña descripción. “La fe es la gracia de poder ver a Dios en tu pasado. En otras palabras, poder ver la mano de Dios en tu vida, ser capaz de descifrar la forma en que Dios se te revela. Creo que esta es una manera importante de ver la fe, porque muchas veces vemos la fe como supersticiosa o fuera de razón. A veces puedes ver la fe como algo inexplicable o tener que dar un salto ciego y creo que sí, hay un aspecto que requiere un salto, pero no creo que sea ciego o fuera de razón”. Si reconoces a Dios en tu pasado, y te das cuenta de que nunca te ha fallado, de igual manera, puedes reconocer que nunca te fallara, ese es tu escudo de fe. La certeza y confianza en un Dios que te ama.
Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
¿Porque un casco de salvación? Porque la salvación es la seguridad de Dios. La salvación es vivir una eternidad con Dios, llegar al cielo, haber peleado la buena batalla y haber vencido. La salvación para los católicos es un proceso. Dios nos salva gratuitamente, y nos da su gracia, pero nosotros tenemos que aceptar la gracia, la salvación y mas aun tenemos que cooperar con ella. El casco de la salvación nos protege la cabeza de tantos pensamientos malos. Nos protege de tantas ideas locas que encontramos hoy día, nos protege de la confusión y de la duda. Piensa que muchas veces duramos años fermentando una base, una fundación, y luego cualquier idea loca te pone a dudar. El predicador católico Salvador Gómez da dos ejemplos de la duda y la formación que creo pueden ayudar mucho.
Piensa en un árbol, dura años tras años creciendo y formándose, luego viene una persona con una motosierra y en un par de horas acaba con lo que tomo años en formar.
Piensa en un matrimonio de 5, 10, 15, 20 años, que el marido reciba una llamada anónima:
- ¿Saludos, usted es el esposo de María?
- El responde si por que
- Cuídela, yo soy hombre y se porque se lo digo y cuelga…
- Esa llamada puede causar dudas en el esposo. Tan pronto llega la esposa le preguntaría:
- ¿Quién me llamo? ¿En que estas? ¿Por qué me llamaron? ¿Que estás haciendo?
La esposa ni idea de lo que le están preguntando, pero, sin embargo, esa llamada de menos de un minuto puede causar serios problemas en una pareja que tiene 5, 10, 15, 20 años, porque introduce la duda.
Por esta razón San Pablo invoca a ponerse el casco o yelmo de la salvación.
Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
Finalmente, una armadura no se completaría sin un arma de ataque o para combatir, esta es la espada, y no cualquier espada… la espada de la palabra de Dios. Pero antes de poder usar la espada para defendernos, tenemos que prepararnos. La espada es un arma muy peligrosa para nosotros y para los demás, si no la sabemos usar podemos causar mucho daño a todos alrededor.
Hebreos 4:12
Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
La espada es la palabra de Dios, y el versículo anterior nos muestra que la palabra es una espada de dos filos, extremadamente peligrosa. Te corta hasta lo mas profundo, la palabra (espada) es para ti primero y luego para los demás. Tu tienes que entender la palabra, aprenderla, usarla, antes de ir a la batalla, antes de usarla debes conocer el arma y como usarla, o puedes causar mucho daño.
En mi opinión, gran parte de los problemas que encontramos hoy en términos de la división entre cristianos es por el mal uso de la espada. Hemos utilizado la espada a nuestro antojo, la comenzamos a usar sin saber lo que estamos haciendo, sin saber que clase de arma es o que tan profundo puede cortar. Usamos la palabra de Dios para nuestro beneficio propio y no para buscar y llevar la verdad, la verdad de Dios, no mi verdad.
El Papa Francisco en su exhortación apostólica Gaudete ET Exsultate dice lo siguiente:
162. La Palabra de Dios nos invita claramente a «afrontar las asechanzas del diablo» (Ef 6,11) y a detener «las flechas incendiarias del maligno» (Ef 6,16). No son palabras románticas, porque nuestro camino hacia la santidad es también una lucha constante. Quien no quiera reconocerlo se verá expuesto al fracaso o a la mediocridad. Para el combate tenemos las armas poderosas que el Señor nos da: la fe que se expresa en la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la adoración eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, la vida comunitaria, el empeño misionero. Si nos descuidamos nos seducirán fácilmente las falsas promesas del mal, porque, como decía el santo cura Brochero, «¿qué importa que Lucifer os prometa liberar y aun os arroje al seno de todos sus bienes, si son bienes engañosos, si son bienes envenenados?»[122].
163. En este camino, el desarrollo de lo bueno, la maduración espiritual y el crecimiento del amor son el mejor contrapeso ante el mal. Nadie resiste si opta por quedarse en un punto muerto, si se conforma con poco, si deja de soñar con ofrecerle al Señor una entrega más bella. Menos aún si cae en un espíritu de derrota, porque «el que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la batalla y entierra sus talentos. […] El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal»[123].
Nos inspira a seguir la batalla, a seguir adelante, nos dice que el camino es una lucha constante, lo cual quiere decir que siempre estará presente, pero nos anima al decirnos que tenemos armas poderosas que el señor nos da. Lo importante hermano y hermana es que uses las tantas armas para protegerte a ti y a tus seres queridos. Recordemos que San Pablo nos dice que nos pongamos el cinturón de la verdad, que siempre busquemos la verdad, que tengamos a la justicia cerca a nuestro corazón, la coraza nos protege, que tengamos ese gran celo o pasión del calzado por el evangelio, de conocerlo y compartirlo. Que tengamos esa gran confianza de que Dios siempre estará con nosotros como escudo de fe, que nos pongamos el casco protector de reconocer que la salvación de Dios es gratuita pero que debemos cooperar con ella y finalmente que usemos la gran espada de dos filos, la palabra de Dios, pero solo después de ser entrenados y saber usarla.
Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos,
Hermano y hermana este pasaje que estamos compartiendo, nos invita a la oración constante, a la suplica y a perseverar en nuestro caminar y el de nuestros hermanos. El camino no es fácil pero no es imposible. Si nos revestimos de la armadura de Dios y nos mantenemos en oración constante, nada podrá contra ti. La oración es nuestra comunicación y conexión directa con nuestro padre, él nos prometió estar con nosotros hasta el fin del mundo y te garantizo que lo estará.
Bendiciones
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