Regocíjate; Como Tener Gozo en Momentos Difíciles


Una palabra que encontramos mucho en la biblia es la palabra regocíjate. Cuando la leo pienso en cómo Dios espera que nos regocijemos siempre, pero luego miro a nuestra sociedad, miro las noticias y todo lo que escucho es pandemia, guerras, injusticia social, discriminación, abuso, enfermedad, adicciones, y me pregunto; ¿cómo puedo regocijarme? Entonces pienso, bueno, tal vez no lo dijo para nosotros ahora, lo dijo para los discípulos y los apóstoles. Luego pienso en los primeros cristianos y cómo estaban siendo perseguidos, castigados, soportaron sufrimientos, y muchos fueron asesinados, y me pregunto; ¿cómo pueden ellos regocijarse? Entonces, ¿qué quiso decir exactamente Jesús con regocíjate, porque sé que él no nos pediría algo que no podemos lograr?

El problema es que he estado pensando en el regocijo como una mera emoción, como un sentimiento de felicidad y por lo tanto me cuesta ver cómo una persona puede ser feliz cuando es perseguida, maltratada, enferma, cuando pierde a un ser querido. Pero regocijarse va más allá de la emoción o del sentimiento, regocijarse es volver a tener gozo.

Palabras como recordar, restaurar, reanudar, reconstruir, todas requieren una acción, hacer algo nuevamente. Cuando recordamos estamos trayendo de vuelta a la memoria, cuando restauramos, estamos trayendo de vuelta a una condición anterior, cuando retomamos, estamos continuando algo que habíamos comenzado previamente, cuando reconstruimos, estamos construyendo algo de nuevo. La acción es traer algo de regreso, algo a una condición previa. En el mismo tono, Regocijarse es devolver el gozo, regresar al gozo. Ese gozo es la esperanza en nuestro Señor, es el hecho de que nuestro Señor vino y peleó nuestra batalla, que abrió las puertas del Cielo y nos está preparando un lugar. Tener gozo es tener esperanza al saber que Él nos espera. Cuando Jesús nos pide que nos gocemos, nos está pidiendo que volvamos al gozo que fue puesto en nosotros en el bautismo, el gozo de ser hechos hijos de Dios, el gozo de saber que tenemos un Padre eterno, el gozo de saber que no importa lo que nos pase en este mundo, nuestro Padre tiene un lugar para nosotros. Un lugar sin sufrimientos, sin enfermedades, sin guerras, sin pandemias, sin injusticia social, sin abusos, un lugar sin muerte.

Gálatas 6:14-18

Hermanos: No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. Porque en Cristo Jesús de nada vale el estar circuncidado o no, sino el ser una nueva creatura.
Para todos los que vivan conforme a esta norma y también para el verdadero Israel, la paz y la misericordia de Dios. De ahora en adelante, que nadie me ponga más obstáculos, porque llevo en mi cuerpo la marca de los sufrimientos que he pasado por Cristo.
Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con ustedes. Amén.

San Pablo les recuerda a los Gálatas que nuestro Señor Jesucristo, murió en la cruz por la nueva creación, la cruz debe simbolizar esa nueva creación para nosotros, la nueva creación que es la nueva Jerusalén.

Isaias 66: 10-14

Alégrense con Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman, alégrense de su alegría todos los que por ella llevaron luto, para que se alimenten de sus pechos, se llenen de sus consuelos y se deleiten con la abundancia de su gloria.
Porque dice el Señor: “Yo haré correr la paz sobre ella como un río y la gloria de las naciones como un torrente desbordado. Como niños serán llevados en el regazo y acariciados sobre sus rodillas; como un hijo a quien su madre consuela, así los consolaré yo. En Jerusalén serán ustedes consolados.
Al ver esto se alegrará su corazón y sus huesos florecerán como un prado. Y los siervos del Señor conocerán su poder’’.

El profeta Isaías nos dice que debemos estar gozosos con Jerusalén porque Jerusalén será la tierra de la prosperidad. La Jerusalén celestial es la nueva creación, el lugar que nuestro Señor nos está preparando, es el Reino de los cielos, nuestra verdadera esperanza, nuestro motivo de alegría.

S. Lucas 10: 17-20

Los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre”.

Él les contestó: “Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les someten. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo”.

En el evangelio, Jesús envía a los discípulos de dos en dos a evangelizar, y regresan llenos de alegría porque vieron que tenían poderes que nunca habían tenido, pero Jesús les recuerda que la verdadera alegría no reside en nuestra situación actual, no descansa en nuestras facultades, en nuestras emociones o sentimientos, nuestra verdadera alegría, nuestro gozo proviene de la esperanza del reino celestial.

Como las lecturas anteriores nos recuerdan del regocijo, recordemos el verdadero gozo, que es la esperanza en nuestra eternidad, traigamoslo de vuelta, recuperemos nuestro gozo, reanudemos nuestro camino hacia el reino, reconstruyamos nuestro camino, volvamos a nuestro gozo original, el gozo de la esperanza.

Bendiciones

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