Serie Metanoia: La Corona de Salvación, Personal, pero no Privada


Cada cuatro años, a menos que haya una gran crisis mundial, el mundo se une para competir en lo que conocemos como los Juegos Olímpicos. Los Juegos Olímpicos son una competición mundial que ha crecido hasta incluir a más de 200 equipos y miles de participantes de todo el mundo. Los Juegos Olímpicos modernos se inspiraron en una competencia que tuvo lugar en Olimpia, Grecia, desde el siglo 8 A. C. hasta el siglo 4 D. C. St. Pablo estaba muy familiarizado con la forma antigua de los Juegos Olímpicos, él se refiere a la competencia, el entrenamiento y los desafíos en muchas de sus cartas. 

2 Tm 4, 6-8. 16-18

Querido hermano: Para mí ha llegado la hora del sacrificio y se acerca el momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento.

La primera vez que me defendí ante el tribunal, nadie me ayudó. Todos me abandonaron. Que no se les tome en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de las fauces del león. El Señor me seguirá librando de todos los peligros y me llevará salvo a su Reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

En la 2da carta a Timoteo, Pablo habla de terminar la carrera y recibir la corona de justicia. Cuando estamos hablando de los Juegos Olímpicos, estamos hablando de competir contra otra persona, equipo o país, por una medalla, patrocinios o derechos de fanfarronear, la carrera de la cual Pablo nos habla no es contra los demás sino contra sí mismo. La corona de justicia a la que Pablo se refiere podría verse como salvación. La salvación es la corona, el premio de competir bien y terminar la carrera, pero no una carrera cualquiera, la carrera de la vida.

Quizás recuerdas que, en tus clases de catecismo, a muchos de nosotros nos enseñaron que hay tres enemigos principales de nuestra alma: el mundo, nuestra concupiscencia y el diablo. Estos tres enemigos son nuestros obstáculos para terminar la carrera, son la causa de que muchos de nosotros no recibamos la corona de justicia. Cuando San Pablo habla de competir bien y terminar la carrera, afirma “he perseverado en la fe”, perseverar en la fe hasta el final es el camino para recibir la corona de justicia, la corona de salvación. Por lo tanto, aunque San Pablo habla de una competencia, no está compitiendo contra otros, sino contra sí mismo, por eso nuestras propias olimpiadas, nuestra competencia es personal. No estás compitiendo contra otros, donde solo uno ganaría la carrera, al contrario la meta es que todos ganen su carrera personal, la meta es que todos perseveren en la fe hasta el final, la meta es que todos sean coronados con la salvación . San Pablo afirma en la carta a Timoteo que él no será el único que recibirá la corona sino cualquiera que anhele a Cristo.

Nuestra carrera es personal porque nuestro Dios es un Dios de justicia, que juzga con justicia. Él no te juzgará en base a la carrera de otra persona, es tu carrera, tus decisiones, tu jornada. Pero, aunque tu jornada es personal, no es privada, a veces podemos sentir que lo único que importa es mi relación personal con Dios y es todo. Pero no fuimos creados para el aislamiento, fuimos hechos para la comunidad y como tal, aunque nuestra decisión de seguir es personal, nuestra jornada no es privada. Es pública porque la forma en que vivimos afecta a quienes nos rodean, nuestra jornada tiene un impacto; positivo o negativo, pero tiene un impacto. Jesús nos dice en los evangelios que debemos ser la luz del mundo y la sal de la tierra, con esto está dando a entender que nuestra fe no debe ser privada. ¿Quién encendería una lámpara y la escondería debajo de una canasta? Igualmente, si estamos llamados a ser la luz del mundo, lo es, para que su luz brille a través de nosotros y por tanto nuestra jornada no puede ser privada.

Lucas 18, 9-14

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás:
“Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias’.
El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador’.
Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.

En la lectura del evangelio de Lucas encontramos la historia del fariseo y el recaudador de impuestos (publicano) y al final encontramos que el recaudador de impuestos es el que se va a casa justificado, no el fariseo, pero ¿por qué? Me imagino que, en su carrera personal, en su camino personal el fariseo pensaba que todo lo hacía bien, seguía la ley, no era codicioso, no deshonesto, no adúltero y hasta ayunaba. Personalmente, creo que parte de su problema fue que cayó en el peligro de comparar su trayectoria con la de otros, donde sintió que su corona de justicia (salvación) se basaría en lo bien que compitió contra los demás. A sus ojos estaba en el camino correcto porque no era como los demás. El recaudador de impuestos a su vez se fue a su casa justificado, porque se centró en su camino personal, se dio cuenta de que necesitaba a Dios, se arrepintió, no miró lo que hacían o dejaban de hacer los demás, sino que se centró en sus faltas.

No estamos realmente en una competencia, estamos en una jornada llamada vida, dentro de esta jornada es importante reconocer que tenemos un aspecto personal en el viaje, y también tenemos un aspecto comunitario. Nuestra decisión de seguir, de perseverar, es parte del aspecto personal del camino, pero también debemos recordar que nuestro camino no es privado, ya que estamos llamados a ser luz, a ser sal, es decir, a ayudar a otros en su viaje.

¿Dónde estás en tu camino, en tu jornada?

Si te encuentras corriendo bien la carrera como San Pablo, entonces ayuda a otros que necesiten ayuda en su carrera personal.

Si te encuentras luchando, desilusionado, abrumado, angustiado, no te desesperes, el Salmo 33 nos recuerda que Dios “Escucha, en cambio, al hombre justo
y lo libra de todas sus congojas” … Entonces, llámalo como lo hizo el recaudador de impuestos “Oh, Dios, ten piedad de mí, ¡pecador!” … y te aseguro que tú también regresaras a casa justificado.

Bendiciones

Recent Posts

link to ¿Por qué tanta controversia con la declaración “Fiducia Supplicans”? ¿Acaso la iglesia cambio su visión de los matrimonios? ¿Autorizo la iglesia la unión homosexual como valida?

¿Por qué tanta controversia con la declaración “Fiducia Supplicans”? ¿Acaso la iglesia cambio su visión de los matrimonios? ¿Autorizo la iglesia la unión homosexual como valida?

Antes de comenzar te invito a que te pongas en la presencia de Dios y le pidas al Espíritu Santo que te guie, te hable y te muestre el mensaje que el tiene para ti a través de este artículo. El...