Santo Tomás Becket
Santo del día para el 29 de diciembre
(21 de diciembre de 1118 – 29 de diciembre de 1170)
Según: www.franciscanmedia.org
Un hombre fuerte que titubeó por un momento, pero luego se enteró de que uno no puede aceptar el mal, por lo que se convirtió en un hombre de iglesia, un mártir y un santo, ese fue Tomas Becket, arzobispo de Canterbury, asesinado en su catedral el 29 de diciembre 1170.
Su carrera había sido tormentosa. Mientras archidiácono de Canterbury, fue nombrado canciller de Inglaterra a la edad de 36 años por su amigo el rey Enrique II. Cuando Enrique sintió que era ventajoso hacer de su canciller el arzobispo de Canterbury, Tomas le dio una advertencia justa: podría no aceptar todas las intrusiones de Enrique en los asuntos de la Iglesia. Sin embargo, en 1162 fue nombrado arzobispo, renunció a su cancillería y reformó toda su forma de vida.
Los problemas comenzaron. Enrique insistió en usurpar los derechos de la Iglesia. En un momento, Tomas estuvo a punto de llegar a un compromiso con Enrique. Aprobó momentáneamente las Constituciones de Clarendon, que negarían al clero el derecho a juicio por un tribunal de la Iglesia y les habría impedido hacer un llamamiento directo a Roma. Pero Tomas rechazó las Constituciones, huyó a Francia por seguridad y permaneció en el exilio durante siete años. Cuando regresó a Inglaterra sospechaba que significaría una muerte segura. Debido a que Tomas se negó a remitir las censuras que había impuesto a los obispos favorecidos por el rey, Enrique gritó furioso: “¡Nadie me librará de este sacerdote problemático!” Cuatro caballeros, tomando sus palabras como su deseo, mataron a Tomas en la catedral de Canterbury.
Tomas Becket sigue siendo un héroe santo hasta nuestros días.
Reflexión
Nadie se convierte en santo sin lucha, especialmente consigo mismo. Tomas sabía que debía mantenerse firme en defensa de la verdad y lo correcto, incluso a costa de su vida. También debemos adoptar una posición frente a las presiones —en contra de la deshonestidad, el engaño, la destrucción de la vida— a costa de la popularidad, la conveniencia, la promoción y bienes aún mayores. Te invito a pedirle a Dios que te ayude a reconocer la verdad y poder tener la sabiduría para siempre seguir la verdad a todo costo.