Santa Josefina Bakhita
Santo del día del 8 de febrero
(c. 1869 – 8 de febrero de 1947)
Según: www.franciscanmedia.org
Durante muchos años, Josefina Bakhita fue una esclava, pero su espíritu siempre fue libre y finalmente ese espíritu prevaleció.
Nacida en Olgossa, en el sur de Sudán, Josefina fue secuestrada a la edad de 7 años, vendida como esclava y recibió el nombre de Bakhita, que significa afortunado. Fue revendida varias veces, finalmente en 1883 a Callisto Legnani, cónsul italiano en Jartum, Sudán.
Dos años después, llevó a Josefina a Italia y se la dio a su amigo Augusto Michieli. Bakhita se convirtió en niñera de Mimmina Michieli, a quien acompañó al Instituto de los Catecúmenos de Venecia, dirigido por las Hermanas Canossianas. Mientras se instruía a Mimmina, Josefina se sintió atraída por la Iglesia Católica. Fue bautizada y confirmada en 1890, tomando el nombre de Josefina.
Cuando los Michielis regresaron de África y querían llevarse a Mimmina y Josefina con ellos, la futura santa se negó a ir. Durante el caso judicial que siguió, las Hermanas Canossian y el patriarca de Venecia intervinieron en nombre de Josefina. El juez concluyó que, dado que la esclavitud era ilegal en Italia, en realidad había estado libre desde 1885.
Josefina ingresó en el Instituto de Santa Magdalena de Canossa en 1893 e hizo su profesión tres años después. En 1902, fue trasladada a la ciudad de Schio (noreste de Verona), donde ayudó a su comunidad religiosa cocinando, cosiendo, bordando y recibiendo a los visitantes en la puerta. Pronto se hizo muy querida por los niños que asistían a la escuela de las hermanas y los ciudadanos locales. Una vez dijo: “Sé bueno, ama al Señor, ora por los que no lo conocen. ¡Qué gran gracia es conocer a Dios! “
Los primeros pasos hacia su beatificación comenzaron en 1959. Fue beatificada en 1992 y canonizada ocho años después.
Reflexión
El cuerpo de Josefina fue mutilado por quienes la esclavizaron, pero no pudieron tocar su espíritu. Su bautismo la puso en un camino eventual hacia la afirmación de su libertad cívica y luego el servicio al pueblo de Dios como una Hermana Canossiana.
Ella, que trabajó con muchos “maestros”, finalmente se sintió feliz de dirigirse a Dios como “maestro” y llevar a cabo todo lo que creía que era la voluntad de Dios para ella. Te invito a pedir por la esclavitud física pero mas aun para que Dios nos libere de la esclavitud espiritual.