Santa Isabel de Hungría
Santo del día para el 17 de noviembre
(1207 – 17 de noviembre de 1231)
Según: www.franciscanmedia.org
En su corta vida, Isabel manifestó un amor tan grande por los pobres y el sufrimiento que se convirtió en la patrona de las caridades católicas y de la Orden Franciscana Seglar. Hija del rey de Hungría, Isabel eligió una vida de penitencia y ascetismo cuando una vida de ocio y lujo podría haber sido la suya. Esta elección la llevó a los corazones de la gente común en toda Europa.
A los 14 años, Isabel estaba casada con Luis de Turingia, a quien amaba profundamente. Ella dio a luz tres hijos. Bajo la dirección espiritual de un fraile franciscano, llevó una vida de oración, sacrificio y servicio a los pobres y enfermos. Tratando de convertirse en una con los pobres, vestía ropa simple. Todos los días llevaba pan a cientos de los más pobres de la tierra que acudían a su puerta.
Después de seis años de matrimonio, su esposo murió en las Cruzadas, y Isabel estaba afligida. La familia de su marido la consideraba como despilfarradora del bolso real, la maltrataba y finalmente la echaba del palacio. El regreso de los aliados de su esposo de las Cruzadas resultó en su reincorporación, ya que su hijo era el heredero legal del trono.
En 1228, Isabel se unió a la Orden Franciscana Seglar, pasando los pocos años restantes de su vida cuidando a los pobres en un hospital que fundó en honor a San Francisco de Asís. La salud de Isabel disminuyó y murió antes de cumplir 24 años en 1231. Su gran popularidad resultó en su canonización cuatro años después.
Reflexión
Isabel entendió bien la lección que Jesús enseñó cuando lavó los pies de sus discípulos en la Última Cena: el cristiano debe ser uno que atienda las necesidades más humildes de los demás, incluso si uno sirve desde una posición exaltada. Ella sirvió con un corazón tan amoroso que su breve vida le ganó un lugar especial en el corazón de muchos. Isabel también es un ejemplo para nosotros al seguir la guía de un director espiritual. El crecimiento en la vida espiritual es un proceso difícil. Podemos jugar juegos muy fácilmente si no tenemos a alguien que nos desafíe. Te invito a pedirle a Dios que te ponga en tu camino un director espiritual santo.
