Santa Inés de Bohemia
Santo del día del 2 de marzo
(1205 – 6 de marzo de 1282)
Según: www.franciscanmedia.org
Inés no tuvo hijos propios, pero sin duda fue una fuente de vida para todos los que la conocieron.
Inés era la hija de la reina Constanza y el rey Ottokar I de Bohemia. Estaba comprometida con el duque de Silesia, que murió tres años después. A medida que crecía, decidió que quería entrar en la vida religiosa.
Después de rechazar matrimonios con el rey Enrique VII de Alemania y el rey Enrique III de Inglaterra, Inés se enfrentó a una propuesta de Federico II, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Ella pidió ayuda al Papa Gregorio IX. El Papa fue persuasivo; Federico dijo magnánimamente que no podía ofenderse si Inés prefería al Rey del Cielo a él.
Después de que Inés construyó un hospital para los pobres y una residencia para los frailes, financió la construcción de un monasterio de Clarisas en Praga. En 1236, ella y otras siete mujeres nobles ingresaron a este monasterio. Santa Clara envió a cinco hermanas de San Damián a unirse a ellas y le escribió a Inés cuatro cartas aconsejándola sobre la belleza de su vocación y sus deberes como abadesa.
Inés se hizo conocida por la oración, la obediencia y la mortificación. La presión papal la obligó a aceptar su elección como abadesa, sin embargo, el título que prefirió fue “hermana mayor”. Su puesto no le impidió cocinar para las otras hermanas y remendar la ropa de los leprosos. Las hermanas la encontraron amable pero muy estricta con respecto a la observancia de la pobreza; ella rechazó la oferta de su hermano real de establecer una donación para el monasterio.
La devoción a Inés surgió poco después de su muerte el 6 de marzo de 1282. Fue canonizada en 1989.
Reflexión
Inés pasó al menos 45 años en un monasterio de Clarisas. Una vida así requiere mucha paciencia y caridad. La tentación del egoísmo ciertamente no desapareció cuando Inés entró en el monasterio. Quizás nos resulte fácil pensar que las monjas de clausura “lo han logrado” en cuanto a santidad. Su ruta es la misma que la nuestra: intercambio gradual de nuestras normas (como inclinaciones al egoísmo) por las normas de generosidad de Dios. Te invito a pedir para que Dios te ayude en esta ruta a la santidad.