San Raimundo de Peñafort – Santo del día del 7 de Enero


San Raimundo de Peñafort

Santo del día del 7 de enero

(1175 – 6 de enero de 1275)

Según: www.franciscanmedia.org

Como Raimundo vivió cien años, tuvo la oportunidad de hacer muchas cosas. Como miembro de la nobleza española, tenía los recursos y la educación para empezar bien la vida.

Cuando tenía 20 años, enseñaba filosofía. A los 30 años obtuvo un doctorado tanto en derecho canónico como civil. A los 41 se hizo dominico. El Papa Gregorio IX lo llamó a Roma para que trabajara para él y ser su confesor. Una de las cosas que el Papa le pidió que hiciera fue reunir todos los decretos de los papas y concilios que se habían hecho en 80 años desde una colecta similar de Graciano. Raimundo compiló cinco libros llamados Decretales. Fueron considerados como una de las colecciones mejor organizadas de derecho de la Iglesia hasta la codificación del derecho canónico de 1917.

Anteriormente, Raimundo había escrito para los confesores un libro de casos. Se llamó Summa de Casibus Poenitentiae. Más que simplemente una lista de pecados y penitencias, discutió las doctrinas y leyes pertinentes de la Iglesia que pertenecían al problema o caso presentado al confesor.

A los 60 años, Raimundo fue nombrado arzobispo de Tarragona, capital de Aragón. No le gustó nada el honor y terminó enfermándose y dimitiendo en dos años.

Sin embargo, no pudo disfrutar de su paz por mucho tiempo, porque cuando tenía 63 años fue elegido por sus compañeros dominicos para ser el jefe de toda la Orden, el sucesor de Santo Domingo. Raimundo trabajó duro, visitó a pie a todos los dominicos, reorganizó sus constituciones y logró poner una disposición de que se permitiera renunciar a un maestro general. Cuando se aceptaron las nuevas constituciones, Raimundo, entonces de 65 años, dimitió.

Todavía tenía 35 años para oponerse a la herejía y trabajar por la conversión de los moriscos en España. Convenció a Santo Tomás de Aquino para que escribiera su obra Contra los gentiles.

En su centésimo año, el Señor dejó que Raimundo se retirara.

Reflexión

Raimundo era abogado, canonista. El legalismo puede quitarle la vida a la religión genuina si se vuelve una preocupación demasiado grande por la letra de la ley en lugar del espíritu y el propósito de la ley. La ley puede convertirse en un fin en sí misma, por lo que se pasa por alto el valor que la ley pretendía promover. Pero debemos cuidarnos de ir al extremo opuesto y ver la ley como inútil o algo que debe considerarse a la ligera. Idealmente, las leyes establecen aquellas cosas que son para el mejor interés de todos y aseguran que los derechos de todos estén protegidos. De Raimundo, podemos aprender a respetar la ley como un medio para servir al bien común. Te invito a pedir por el entendimiento y aceptación de la ley en balance con el propósito de la ley.

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