
San Juan Vianney
Santo del día para el 4 de agosto
(8 de mayo de 1786 – 4 de agosto de 1859)
Según: www.Franciscanmedia.org
Un hombre con visión supera los obstáculos y realiza actos que parecen imposibles. Juan Vianney era un hombre con visión: quería ser sacerdote. Pero tuvo que superar su escasa formación escolar, que lo preparó inadecuadamente para los estudios de seminario.
Su incapacidad para comprender las conferencias en latín lo obligó a suspender los estudios. Pero su visión de ser sacerdote lo instó a buscar clases particulares. Después de una larga batalla con los libros, Juan fue ordenado sacerdote.
Situaciones que pedían hechos “imposibles” lo seguían a todas partes. Como pastor de parroquia, Juan se encontró con personas indiferentes y bastante cómodas con su estilo de vida. Su visión lo condujo a través de ayunos severos y noches cortas de sueño.
Con Catherine Lassagne y Benedicta Lardet, estableció La Providencia, un hogar para niñas. Solo un hombre de visión podría tener tanta confianza que Dios proveería las necesidades espirituales y materiales de todos aquellos que vinieron a hacer de La Providencia su hogar.
Su trabajo como confesor es el logro más notable de Juan Vianney. En los meses de invierno, debía pasar de 11 a 12 horas diarias reconciliando a las personas con Dios. En los meses de verano este tiempo se incrementó a 16 horas. A menos que un hombre se dedicara a su visión de una vocación sacerdotal, no podría haber soportado esta entrega de sí mismo día tras día.
Muchas personas esperan jubilarse y tomarse las cosas con calma, haciendo las cosas que siempre quisieron hacer pero que nunca tuvieron el tiempo. Pero Juan Vianney no tenía pensamientos de jubilación. A medida que su fama se extendió, se consumieron más horas para servir al pueblo de Dios. Incluso las pocas horas que se permitía dormir se veían perturbadas frecuentemente por el demonio.
¿Quién, sino un hombre con visión, podría continuar con una fuerza cada vez mayor? En 1929, el papa Pío XI lo nombró patrón de los párrocos de todo el mundo.
Reflexión
La indiferencia hacia la religión, junto con el amor por la comodidad material, parecen ser signos comunes de nuestros tiempos. Es probable que una persona de otro planeta que nos observa no nos juzgue como personas peregrinas, de camino a otro lugar. Juan Vianney, por otro lado, era un hombre en un viaje, con su objetivo por delante en todo momento. ¿Te invito a reflexionar sobre tu caminar en la tierra, estas caminando como peregrino con camino a la eternidad?