(Según el libro: Necesitamos de tus Carismas, de tu Amor; te Necesitamos a TI)
Aquí te incluyo algunos versículos bíblicos, numerales del catecismo de la iglesia católica y un párrafo de una encíclica que te pueden servir para tu oraciones, reflexión y discernimiento sobre los carismas.
Te recomiendo que, para usarlos, comiences con una oración y le pidas a Dios que te ilumine. Lee una de las citas y reflexiona en ella, pídele al Espíritu Santo que te hablé y te guie antes de proceder a la próxima. Usa el articulo mas como un recurso de reflexión y estudio que una obra de lectura o aprendizaje.
1 Timoteo 4:1-16
El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, 2 mediante la hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia. 3 Esos prohibirán casarse y mandarán abstenerse de algunos alimentos, que Dios los ha creado para que con acción de gracias participen de ellos los que creen y que han conocido la verdad. 4 Porque todo lo creado por Dios es bueno y nada se debe rechazar si se recibe con acción de gracias; 5 porque es santificado mediante la palabra de Dios y la oración.
6 Al señalar estas cosas a los hermanos serás un buen ministro de Cristo Jesús, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. 7 Pero nada tengas que ver con las fábulas profanas propias de viejas. Más bien disciplínate a ti mismo[a] para la piedad. 8 Porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura. 9 Palabra fiel es esta, y digna de ser aceptada por todos[b]. 10 Porque por esto trabajamos y nos esforzamos, porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo, que es el Salvador de todos los hombres, especialmente de los creyentes. 11 Esto manda y enseña[c]. 12 No permitas que nadie menosprecie tu juventud, sino sé ejemplo de[d] los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza. 13 Entretanto que llego[e], ocúpate en la lectura[f] de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza. 14 No descuides el don espiritual que está en ti, que te fue conferido por medio de la profecía con la imposición de manos del presbiterio[g]. 15 Reflexiona sobre estas cosas; dedícate a ellas, para que tu aprovechamiento sea evidente a todos. 16 Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza. Persevera en estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto para ti mismo como para los que te escuchan[h].
Romanos 12:1-8
Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes. 2 Y no se adapten a este mundo[a], sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto.
3 Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de[b] ustedes que no piense de sí mismo más de lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio[c], según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno. 4 Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, 5 así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros.
6 Pero teniendo diferentes dones, según la gracia que nos ha sido dada, usémoslos: si el de profecía, úsese en proporción a la fe; 7 si el de servicio, en servir[d]; o el que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que da, con liberalidad[e]; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría.
1 Corintios 12:1-30
En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que sean ignorantes. 2 Ustedes saben que cuando eran paganos, de una manera u otra eran arrastrados hacia los ídolos mudos. 3 Por tanto, les hago saber que nadie hablando por[a] el Espíritu de Dios, dice: «Jesús es anatema[b]»; y nadie puede decir: «Jesús es el Señor», excepto por[c] el Espíritu Santo.
4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 5 Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 6 Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. 7 Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común.
8 Pues a uno le es dada palabra de sabiduría por el Espíritu; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; 9 a otro, fe por[d] el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad[e] por[f] el único Espíritu; 10 a otro, poder de milagros[g]; a otro, profecía; a otro, discernimiento[h] de espíritus; a otro, diversas clases de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según Su voluntad.
12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero, todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. 13 Pues por[i] un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres. A todos se nos dio a beber[j] del mismo Espíritu.
14 Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. 15 Si el pie dijera: «Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo», no por eso deja de ser parte del cuerpo. 16 Y si el oído dijera: «Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo», no por eso deja de ser parte del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del[k] oído? Si todo fuera oído, ¿qué sería del[l] olfato?
18 Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros[m] en el cuerpo según le agradó. 19 Y si todos fueran un solo miembro, ¿qué sería del[n] cuerpo? 20 Sin embargo, hay muchos miembros, pero un solo cuerpo.
21 Y el ojo no puede decirle a la mano: «No te necesito»; ni tampoco la cabeza a los pies: «No los necesito». 22 Por el contrario, la verdad es que los miembros[o] del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios; 23 y las partes del cuerpo que estimamos[p] menos honrosas, a estas las vestimos con[q] más honra. Así que las partes que consideramos más íntimas[r], reciben un trato más honroso, 24 ya que nuestras partes presentables no lo necesitan. Pero así formó[s] Dios el cuerpo, dando mayor honra a la parte que carecía de ella, 25 a fin de que en el cuerpo no haya división[t], sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros. 26 Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado[u], todos los miembros se regocijan con él.
27 Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él. 28 Y en la iglesia, Dios ha designado[v] primeramente, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego, milagros[w]; después, dones de sanidad[x], ayudas, administraciones, diversas clases de lenguas.
29 ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Acaso son todos profetas? ¿Acaso son todos maestros? ¿Acaso son todos obradores de milagros[y]? 30 ¿Acaso tienen todos dones de sanidad[z]? ¿Acaso hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos?
Efesios 4:7-16
Pero a cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia conforme a la medida del don de Cristo. 8 Por tanto, dice:
«Cuando ascendió a lo alto,
Llevó cautivo un gran número de cautivos,
Y dio dones a los hombres».
9 Esta expresión: «Ascendió», ¿qué significa[a], sino que Él también había descendido a las profundidades de la tierra? 10 El que descendió es también el mismo que ascendió mucho más arriba de todos los cielos, para poder llenarlo todo.
11 Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, 12 a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
14 Entonces ya no seremos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error[b]. 15 Más bien, al hablar la verdad en amor, creceremos en todos los aspectos en Aquel que es la cabeza, es decir, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen[c], conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro[d], produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor.
1 Pedro 4:10-11
Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11 El que habla, que hable conforme a[a] las palabras de Dios; el que sirve[b], que lo haga por[c] la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
Efesios 2:8-10
Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; 9 no por[a] obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
2 Timoteo 1:6-8
Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 8 Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero Suyo, sino participa conmigo en las aflicciones por el evangelio, según el poder de Dios.
Marco 16:16-17
El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado. 17 Y estas señales[a] acompañarán a los que han creído: en Mi nombre echarán fuera demonios, hablarán en nuevas lenguas;
1 Corintios 14:1
Procuren alcanzar el amor; pero también deseen ardientemente los dones espirituales, sobre todo que profeticen.
Mateo 7:21
No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos.
Proverbios 18:16
La dádiva del hombre le abre camino
Y lo lleva ante la presencia de los grandes.
Catecismo de la Iglesia Católica
799 Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo.
800 Los carismas se han de acoger con reconocimiento por el que los recibe, y también por todos los miembros de la Iglesia. En efecto, son una maravillosa riqueza de gracia para la vitalidad apostólica y para la santidad de todo el Cuerpo de Cristo; los carismas constituyen tal riqueza siempre que se trate de dones que provienen verdaderamente del Espíritu Santo y que se ejerzan de modo plenamente conforme a los impulsos auténticos de este mismo Espíritu, es decir, según la caridad, verdadera medida de los carismas (cf. 1 Co 13).
801 Por esta razón aparece siempre necesario el discernimiento de carismas. Ningún carisma dispensa de la referencia y de la sumisión a los pastores de la Iglesia. “A ellos compete especialmente no apagar el Espíritu, sino examinarlo todo y quedarse con lo bueno” (LG 12), a fin de que todos los carismas cooperen, en su diversidad y complementariedad, al “bien común” (cf. 1 Co 12, 7; cf. LG 30; CL, 24).
951 La comunión de los carismas: En la comunión de la Iglesia, el Espíritu Santo “reparte gracias especiales entre los fieles” para la edificación de la Iglesia (LG 12). Pues bien, “a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común” (1 Co 12, 7).
Lumen Gentium 12
12. El Pueblo santo de Dios participa también de la función profética de Cristo, difundiendo su testimonio vivo sobre todo con la vida de fe y caridad y ofreciendo a Dios el sacrificio de alabanza, que es fruto de los labios que confiesan su nombre (cf. Hb 13.15). La totalidad de los fieles, que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2,20 y 27), no puede equivocarse cuando cree, y esta prerrogativa peculiar suya la manifiesta mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo cuando «desde los Obispos hasta los últimos fieles laicos» [22] presta su consentimiento universal en las cosas de fe y costumbres. Con este sentido de la fe, que el Espíritu de verdad suscita y mantiene, el Pueblo de Dios se adhiere indefectiblemente «a la fe confiada de una vez para siempre a los santos» (Judas 3), penetra más profundamente en ella con juicio certero y le da más plena aplicación en la vida, guiado en todo por el sagrado Magisterio, sometiéndose al cual no acepta ya una palabra de hombres, sino la verdadera palabra de Dios (cf. 1 Ts 2,13).
Además, el mismo Espíritu Santo no sólo santifica y dirige el Pueblo de Dios mediante los sacramentos y los misterios y le adorna con virtudes, sino que también distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier condición, distribuyendo a cada uno según quiere (1 Co 12,11) sus dones, con los que les hace aptos y prontos para ejercer las diversas obras y deberes que sean útiles para la renovación y la mayor edificación de la Iglesia, según aquellas palabras: «A cada uno… se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad» (1 Co 12,7). Estos carismas, tanto los extraordinarios como los más comunes y difundidos, deben ser recibidos con gratitud y consuelo, porque son muy adecuados y útiles a las necesidades de la Iglesia. Los dones extraordinarios no deben pedirse temerariamente ni hay que esperar de ellos con presunción los frutos del trabajo apostólico. Y, además, el juicio de su autenticidad y de su ejercicio razonable pertenece a quienes tienen la autoridad en la Iglesia, a los cuales compete ante todo no sofocar el Espíritu, sino probarlo todo y retener lo que es bueno (cf. 1 Ts 5,12 y 19-21).
Recuerda siempre de Amar como Dios Ama
Los Carismas: Serie Completa
Los Carismas: Introducción (Parte I)
Los Carismas: ¿Cuáles Son Los Carismas? (Parte II)