¿Alguna vez te has preguntado por qué recuerdas algunas cosas y otras parecen no quedarse? ¿O qué hace que algunas situaciones sean tan memorables?
Recuerdo cuando estaba en la escuela primaria a principios de los 90 en la ciudad de Nueva York, fuimos de excursión al antiguo Yankee Stadium. Éramos una clase de unos 50 estudiantes que viajaban en metro. Todo iba muy bien en el viaje hasta que nos íbamos. Mientras esperábamos a todos para tomar el metro, alguien arrojó una tuerca de metal de una rueda de un camión desde un nivel superior y golpeó a mi amiga en la cabeza quien estaba parada a mi lado. Escuché el impacto, vi sangre brotar de su cabeza y se desmayó. Fue un momento de miedo, ya que no sabíamos qué había pasado, qué seguía, qué esperar… había pánico, preocupación, tristeza, ira, todo tipo de emociones… Esto fue hace más de 30 años, y Todavía recuerdo el evento muy vívidamente…
Un artículo en la revista psicología de hoy afirma que realmente no conocemos los detalles del cerebro, o de la memoria, pero lo poco que sabemos parece sugerir que tendemos a recordar cosas debido a tres factores principales, tiempo, repetición y emociones. Tiempo porque solemos recordar cosas que son recientes, porque están frescas en nuestra mente y no requieren una extracción profunda del archivo de nuestro cerebro. Repetición porque cuanto más hacemos algo, más es parte de nuestra memoria muscular. Las emociones, que van de la mano de la significación porque generan más respuestas cerebrales. Puedes tener una combinación de los tres, solo uno o los tres juntos en una situación particular y todo afecta cuánto o cuán poco recuerdas… Pensando en mi experiencia, diría que estaba tan cargada de emociones que quedó grabada en mi mente… hasta el día de hoy.
Pensemos en la ascensión del Señor, te invito a volver a la ascensión y piensa en que tú eres uno de los discípulos presentes cuando se llevó a cabo la ascensión. Nuestro Señor había estado tratando de prepararte para lo que se avecinaba, pero aún era nuevo para ti, no hay manera de que pudieras haber esperado lo que estás a punto de ver… Tu líder, tu maestro, es apresado, crucificado, después lo ves alrededor… después te habla, y luego lo ves ascender al cielo… Mientras lo ves ascender, dos hombres vestidos de blanco se paran a tu lado y te preguntan ¿por qué miras al cielo? Escuchamos esto y parece que estamos insensibles porque estamos acostumbrados a escucharlo… pero detente y piensa… haz una pausa por un segundo y realmente colócate en esa situación… ¿qué ves? ¿Qué escuchas? ¿Qué sientes?
Sé que esta fue una experiencia emotiva y memorable para los discípulos… algo que al igual que mi experiencia quedó grabada en sus mentes… ¿cómo lo sé? Porque escribieron sobre ello, hablaron sobre ello, lo compartieron hasta el punto de que estoy escribiendo de ello, miles de años después.
Ahora bien, la ascensión no solo estaba destinada a ser un momento memorable, tiene un significado y un propósito, debido a la ascensión podemos celebrar Pentecostés. Ya que nuestro Señor fue al cielo y prometió que estaría con nosotros hasta el final de los tiempos, al ascender al cielo pudo lograrlo. Recuerda que en su naturaleza humana Jesús solo podía estar en un lugar a la vez, físicamente estaba limitado por su cuerpo físico, al ascender en su cuerpo glorioso puede estar con nosotros siempre.
Nos dio la Eucaristía para que participemos de él, y poder estar siempre con nosotros. Envió al espíritu santo para que fuéramos siempre guiados y nunca solos, por él ascender, entró en el reino de los cielos y como tal es capaz de estar fuera del tiempo, fuera de nuestras restricciones humanas y puede permanecer con nosotros siempre y en todas partes.
Hoy quizás recuerdas cosas que quizás quieres olvidar, quizás quieres olvidar abusos, sufrimientos, discriminaciones, guerras, situaciones que te han asustado. Una forma de comenzar a sanar o eliminar imágenes o recuerdos negativos de tu vida es reemplazarlos o sustituirlos por imágenes y/o recuerdos positivos. Nuestro Señor nos dijo que hiciéramos esto en memoria de él, cuando participamos de la misa, cuando participamos de la Eucaristía, lo estamos haciendo en su memoria, para recordarlo, para reemplazar o sustituir imágenes y recuerdos negativos por positivos. La belleza de la Eucaristía es que no se hace sólo en memoria como memorial, sino que nos permite participar del verdadero sacrificio. Al participar en el sacrificio real, tenemos un papel activo, que eleva el nivel de nuestras emociones, el tiempo y la repetición, produciendo una experiencia que queda grabada en nosotros.
A medida que continúes este viaje llamado vida, tendrás muchos momentos para recordar y muchos momentos para olvidar. Alguien me dijo que recordar es vivir, es volver a vivir el momento cada vez. Una cosa que te insto hacer es que cuando escuches de la Ascensión recuerdes que él lo hizo por ti. Que cuando dijo que estaría con nosotros siempre, hasta el fin de los tiempos, lo dijo en serio. Que la participación de la Eucaristía, el reino de los cielos y la venida del Espíritu Santo no son casualidades, lo hizo él, para estar verdaderamente con nosotros siempre… no pierdas la oportunidad de estar tú también con él.
Bendiciones