Glorioso arcángel San Rafael, príncipe de la corte celestial, eres ilustre por los dones de sabiduría y gracia. Eres guía para los que viajan por tierra, mar o aire; consuelo de los afligidos y refugio de los pecadores. Te suplico: ayúdame en todas mis necesidades y sufrimientos de esta vida, como socorriste al joven Tobías en sus peregrinaciones. Porque tu nombre quiere decir “Dios sana” y ayudaste a sanar a Tobit te pido que intercedas por la sanación de mi alma y cuerpo. Te pido en particular la gracia de (aquí se menciona la intención especial), y la gracia de la pureza para ser un digno templo del Espíritu Santo. Amen.
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