Los Frutos del Espíritu: Mansedumbre, ¿Por qué ser manso o dócil?


Todos tenemos el llamado de hacer la voluntad de Dios. ¿Pero cuál es su voluntad? La voluntad o el llamado de Dios para todos como iglesia, es el llamado a la santidad. El proceso a la santidad depende de nuestra cooperación, de nuestra vocación, de nuestros dones y virtudes. Por esta razón nuestro camino a la santidad es diferente al de nuestro hermano. Pero todos tenemos una fundación idéntica que es lo que Dios quiere de nosotros, en otras palabras, la voluntad principal o fundamental de Dios para con nosotros es la misma… La Santidad

La voluntad fundamental de Dios para nuestras vidas es que seamos SANTOS. Para los cristianos el proceso de la santidad empieza en nuestro bautismo. En el bautismo recibimos los dones del Espíritu Santo que nos van a ayudar como personas y comunidad a santificarnos.

Si tenemos al Espíritu Santo, entonces tenemos los Dones del Espíritu Santo y podemos dar frutos… Los Frutos del Espíritu

Entonces:

La voluntad de Dios para nuestras vidas es que seamos SANTOS, nuestra santidad empieza en el bautismo cuando recibimos al Espíritu Santo y TODOS los dones del Espíritu Santo.  Estos dones dan frutos los cuales nos ayudan en el camino de la santidad y ayudan a todo cristiano como comunidad.

Uno de estos frutos se llama Mansedumbre y es la unión de la humildad y el servicio, en este articulo me gustaría reflexionar sobre el fruto de la mansedumbre.

¿Qué es la Mansedumbre?

Definición: La mansedumbre se puede definir como ser humilde y gentil hacia los demás y ser sumiso y obediente hacia Dios.

Jesús es el ejemplo perfecto de la Mansedumbre: Tenia todo el poder del mundo, pero lo usaba para el bien del prójimo y hacer la voluntad del Padre. Entrego su vida completa hacer la voluntad de Dios. Podemos decir que la mansedumbre es el tener poder pero tenerlo bajo control. La Mansedumbre es la humildad y el servicio.

Mateo 5:5

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

¿Qué es la humildad?

Filipenses 2:2-11

hagan completo mi gozo, siendo[a] del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito.

No hagan nada por egoísmo (rivalidad) o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.

Haya, pues, en[b] ustedes esta actitud (esta manera de pensar) que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que Se despojó a sí mismo[c] tomando forma de siervo, haciéndose[d] semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló El mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también Lo exaltó hasta lo sumo, y Le confirió el nombre que es sobre todo nombre, 10 para que al[e] nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra,11 y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Podemos definir la humildad simplemente como la ausencia del orgullo.  Es reconocer que no somos ni podemos hacer nada sin Dios, reconocer que todo se lo debemos a Dios.

La humildad no es sentirse inútil o bueno para nada, pero tampoco es sentirse mejor que nadie.  La humildad es reconocer nuestros dones, virtudes, carismas, talentos y reconocer que provienen de Dios y por medio de el todo lo podemos.  La humildad verdadera es saber poner esos dones, talentos, carismas y virtudes a la disposición de Dios y nuestros hermanos. La verdadera humildad nos debe de llevar o guiar hacia el servicio.  Si reconocemos que tenemos dones y regalos de parte de Dios, la humildad es usarlos para el bien de los demás.

LA HUMILDAD ES RECONOCER QUE TODO SE LO DEBEMOS A DIOS Y ES PARA LA GLORIA DE DIOS

Te comparto una corta historia que leí sobre la humildad

En un tren que recorría Francia, al rededor del año 1890, Un anciano se sentó a un lado de un jovencito.

El anciano, con una biblia bajo el brazo sostenía un rosario, el cual iba rezando…

El joven, al ver esto, interrumpió la concentración del anciano y le dijo: ¿De verdad, señor, usted cree en esa fábula?

A lo que el anciano respondió que sí.

El joven le empezó a decir que la ciencia dice esto, que la ciencia dice aquello, que el génesis tiene tal error, etc.

El señor atento, le decía: mmm… que interesante,

A lo que el joven le empezó a recomendar lecturas, acerca de la revolución, del ateísmo, de ideología, de biología y otros.

El anciano contento le decía: Que interesante, a mí me encanta leer y siempre quiero aprender cosas nuevas…

Entonces, después de todo el discurso de joven, en el cual decía cosas como que tener fe era de gente que no creía en la ciencia, etc.

Le tocó al joven bajarse, por lo que antes le dijo al viejo: Deme por favor su tarjeta de presentación (época en que todo el mundo tenía una) para enviarle los libros. Con un tono de arrogancia.

Con esto, el anciano sacó de su abrigo la tarjeta, se la dio al joven y se despidió amablemente.

Por el otro lado el joven guardó la tarjeta y salió con la frente muy en alto. Luego, después de envolver un paquete con todos los libros, se dirigió al correo.

 Entonces, cuando le preguntaron por la dirección donde quería hacer llegar el paquete, el jovencito saco por primera vez la tarjeta, inmensa fue su impresión al ver que decía algo así como;

” Doctor y Profesor, Director General del Instituto de Investigaciones Científicas,

Luis Pasteur, Universidad nacional francesa de ciencias y humanidades

Un poco de ciencia nos aleja de Dios, más un montón de ella nos devuelve a Él. “

¿Qué es el servicio?

Lucas 17:7-10

“¿Quién de ustedes tiene un siervo arando o pastoreando ovejas, y cuando regresa del campo, le dice: ‘Ven enseguida y siéntate[a] a comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar, y vístete[b]adecuadamente, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después[c] comerás y beberás tú’? ¿Acaso le da las gracias al siervo porque hizo lo que se le ordenó? 10 Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado, digan: ‘Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos haber hecho.’”

Podemos definir el servicio como ponerse a la disposición de los demás

Jesús es el gran ejemplo del servicio: siendo Dios, siendo el todo poderoso vino a este mundo a servir. Un verdadero líder es un servidor. Entre mas grande el poder, mas responsabilidad de servir tenemos.

El servicio es algo impresionante si lo ves del punto de vista cristiano.  El servicio, como el amor, como los dones; entre mas das, mas recibes (dones, carismas, frutos).

Jesús mismo nos da un ejemplo en la parábola de los talentos.

Mateo 25:14-30

14 “Porque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes. 15 Y a uno le dio cinco talentos (108 kilos de plata), a otro dos y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje. 16 El que había recibido los cinco talentos, enseguida fue y negoció con ellos y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido los dos talentos (43.2 kilos)ganó otros dos. 18 Pero el que había recibido uno, fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor.

19 “Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20 Y llegando el que había recibido los cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: ‘Señor, usted me entregó cinco talentos; mire, he ganado otros cinco talentos.’ 21 Su señor le dijo: ‘Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.’ 22 Llegando también el de los dos talentos, dijo: ‘Señor, usted me entregó dos talentos; mire, he ganado otros dos talentos.’ 23 Su señor le dijo: ‘Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.’

24 “Pero llegando también el que había recibido un talento (21.6 kilos), dijo: ‘Señor, yo sabía que usted es un hombre duro, que siega donde no sembró y recoge donde no ha esparcido, 25 y tuve miedo, y fui y escondí su talento en la tierra; mire, aquí tiene lo que es suyo.’ 26 Pero su señor le dijo: ‘Siervo malo y perezoso, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27 ‘Debías entonces haber puesto mi dinero en el banco[a], y al llegar yo hubiera recibido mi dinero[b] con intereses.28 ‘Por tanto, quítenle el talento y dénselo al que tiene los diez talentos (216 kilos de plata).’

29 “Porque a todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. 30 Y al siervo inútil, échenlo en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.

¿Entonces que es tener mansedumbre?

Ser mansos, tener humildad, pero con el propósito de servir. La mansedumbre es uno de los frutos del Espíritu Santo.

Gálatas 5:22-23

Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad[a], 23 mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.

Es el fruto que se ejercita en el poder de Dios, en la mansedumbre de Jesús.  Jesús mismo nos dice que el es manso, que el es humilde y que debemos de aprender de el y seguir su ejemplo.  Pero lo bueno del caso es que Dios no nos deja que aventuremos y tratemos con nuestras propias fuerzas, sino que el nos ayuda, el nos hace fuertes, el nos permite participar de la mansedumbre de Jesús.

Mateo 11:29

Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallaran descanso para sus almas.

La mansedumbre es tener poder, pero controlado

Reconocer los dones, virtudes, carismas y habilidades que tenemos para ponerlos al servicio de los demás.

Los frutos del Espíritu son resultado de vivir una vida en gracia. Pero el fruto es para ayudarnos a perseverar y a servir a los demás.

Quizás quieres servir y no sabes donde o como.  Estas son las obras de misericordia, puedes comenzar a servir en cualquier de estas obras o pedirle a Dios que te muestre, donde el quiere que tu sirvas.

Obras de Misericordia Corporales:

  • Dar de Comer
  • Dar de Beber
  • Vestir
  • Dar Techo (hospitalidad)
  • Visitar Enfermos
  • Visitar Presos
  • Enterrar a los Muertos

Obras de Misericordia Espirituales:

  • Aconsejar al dudoso
  • Instruir al Ignorante
  • Amonestar al Pecador
  • Consolar al Sufriente
  • Sufrir con paciencia
  • Perdonar las injurias
  • Orar por los vivos y muertos

Recuerda:

  • La mansedumbre es un fruto del espíritu santo el cual esta compuesto de la humildad y nos guía al servicio. 
  • La humildad no es ser menos que nadie, sino reconocer que lo mucho o poco que somos o que tengamos es por la gracia de Dios.
  • El servicio es ponernos a la disposición de los demás.
  • El amor verdadero se demuestra no se dice, se demuestra con acciones, con el servicio
  • Ser mansos como Jesús es manso, nos ayuda en el camino a la santidad, lo cual es la voluntad de Dios.

Reflexiona sobre esta corta historia:

Cierta vez un hombre visitó a un consejero y el relató su problema:
«Soy un sastre. Con los años gané una excelente reputación por mi experiencia y alta calidad de mi trabajo. Todos los nobles de los alrededores me encargan sus trajes y los vestidos de sus esposas. Hace unos meses recibí el encargo más importante de mi vida.

El príncipe en persona escuchó de mí y me solicitó que le cosiera un ropaje con la seda más fina que es posible conseguir en el país. Puse los mejores materiales e hice mi mejor esfuerzo. Quería demostrar mi arte, y que este trabajo me abriera las puertas a una vida de éxito.

Pero cuando le presenté la prenda terminada, comenzó a gritar e insultarme:
-¿Esto es lo mejor que puedes hacer? ¡Es una atrocidad ¡¿Quién te enseñó a coser?

Me ordenó que me retirara y arrojó el traje tras de mí. ¡Estoy arruinado ¡Todo mi capital estaba invertido en esa vestimenta, y peor aún, mi reputación ha sido totalmente destruida. ¡Nadie volverá a encargarme una prenda luego de esto¡¡No entiendo qué sucedió, fue el mejor trabajo que hice en años ¡

El sabio le dijo -Vuelve a tu negocio -, descose cada una de las puntadas de la prenda y cóselas exactamente como lo habías hecho antes. Luego llévala al príncipe.

-¡Pero obtendré el mismo atuendo que tengo ahora¡ -protestó el sastre-. Además, mi estado de ánimo no es el de siempre.

El sabio le contesto -Haz lo que te indico, y Dios te ayudará.

Dos semanas después, el sastre regreso.

-¡Usted ha salvado mi vida¡ Cuando le presenté nuevamente el ropaje el rostro del príncipe se iluminó: ¡Hermoso¡, exclamó. ¡Este es el más hermoso y delicado traje que haya visto ¡
Me pagó generosamente y prometió entregarme más trabajo y recomendarme a sus amigos.


Pero, quiero saber algo ¿cuál era la diferencia entre la primera prenda y la segunda?

El sabio le explico: -El primer traje -, fue cosido con arrogancia y orgullo.

El resultado fue una vestimenta espiritualmente repulsiva que, aunque técnicamente perfecta, carecía de gracia y belleza.

Sin embargo, la segunda costura fue hecha con humildad y el corazón quebrado, transmitiendo una belleza esencial que provocaba admiración en cada uno que la veía.

¡Bendiciones!

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