Por: Jon Carlo
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Muchas veces llegué a pensar
Que el amor, no existía
Los fracasos, rechazos y golpes
Que me daba la vida
Me dejaron muy malos sabores
Y ya no quiero saber más de amores
Que me calman las ansias de amar
Pero luego se van.
Quiero un amor real
Que me enseñe cuánto debo, de amarme
Que camine conmigo me escuche
Y que sepa, cuidarme
Y ya no viviré más de mentiras
Es que Dios hoy me hace entender
Que una perla preciosa en sus manos
Yo soy para Él,
En sus brazos a salvo estoy
Soy de todas su mejor creación
Él me ama y fué con su sangre
Que mi precio pagó.
Y ahora quién me dice que no valgo nada
Ni la perla más preciosa a mí, se compara
Tengo un precio muy alto
Nadie puede pagarlo
No vas a conseguirlo
Valgo la sangre de Cristo
¡Valgo la sangre de Cristo!
Quiero un amor real
Que me enseñe cuánto debo, de amarme
Que camine conmigo me escuche
Y que sepa, cuidarme
Y ya no viviré más de mentiras
Es que Dios hoy me hace entender
Que una perla preciosa en sus manos
Yo soy para Él
Y ahora quién me dice que no valgo nada
Ni la perla más preciosa a mí, se compara
Tengo un precio muy alto
(Tengo un precio muy alto)
Nadie puede pagarlo
No vas a conseguirlo
Valgo la sangre de Cristo
Su sangre
Y ahora quién me dice que no valgo nada
Ni la perla más preciosa a mí, se compara
Tengo un precio muy alto
(Tengo un precio muy alto)
Nadie puede pagarlo
No vas a conseguirlo
Y ahora quién me dice que no valgo nada
Ni la perla más preciosa a mí, se compara
Tengo un precio muy alto
(Tengo un precio muy alto)
Nadie puede pagarlo
No vas a conseguirlo
Valgo la sangre de Cristo.
Reflexión:
¿Cuantas veces te has sentido triste, solo, abandonado o desvaluado? Reflexiona en esta alabanza, Dios te dice que tienes un gran precio, el precio de la sangre de Cristo, de Dios hecho hombre. El entrego su vida por ti voluntariamente o gratuitamente. ¡Ese es tu valor! Eres más que una perla preciosa, un gran tesoro. Cuando alguien te quiera poner por el suelo, o alguien te quiera insinuar que no tienes valor, que eres inútil o insignificante… piensa que eres un gran tesoro para Dios. Piensa que, si Cristo dio su vida por ti, es porque te ama, porque eres un tesoro y por esta razón tienes un valor inmenso, el valor de la sangre de Dios. Si te has sentido humillado o te han menospreciado, pídele a Dios que te de la fuerza a seguir adelante, que te de los dones, virtudes y la gracia necesaria para seguir tu jornada. Dios te ama y no lo dudes.
