Beata Jolenta de Polonia
Santo del día del 12 de junio
(c. 1235-11 de junio de 1298)
Según: www.franciscanmedia.org
Jolenta era hija de Bela IV, rey de Hungría. Su hermana, St. Kunigunde, estaba casada con el duque de Polonia. Jolenta fue enviada a Polonia donde su hermana supervisaría su educación. Finalmente, casada con Boleslaus, el duque de la Gran Polonia, Jolenta pudo usar sus medios materiales para ayudar a los pobres, los enfermos, las viudas y los huérfanos. Su esposo se unió a ella en la construcción de hospitales, conventos e iglesias, por lo que fue apodado “el Piadoso”.
Tras la muerte de su marido y el matrimonio de dos de sus hijas, Jolenta y su tercera hija ingresaron al convento de las Clarisas. La guerra obligó a Jolenta a mudarse a otro convento donde, a pesar de su desgana, fue nombrada abadesa.
Tan bien sirvió Jolenta a sus hermanas franciscanas con la palabra y el ejemplo, que su fama y buenas obras siguieron extendiéndose más allá de los muros del claustro. Su devoción favorita era la Pasión de Cristo. De hecho, Jesús se le apareció y le contó que iba a morir. Se dice que muchos milagros, hasta nuestros días, ocurrieron en su tumba.
Reflexión
La historia de Jolenta comienza como un cuento de hadas. Pero los cuentos de hadas rara vez incluyen la muerte del príncipe y nunca terminan con la princesa viviendo sus días en un convento. No obstante, la historia de Jolenta tiene un final feliz. Su vida de caridad hacia los pobres y su devoción a sus hermanas franciscanas la llevaron a un “felices para siempre”. Nuestras vidas pueden carecer de elementos de cuento de hadas, pero nuestra generosidad y nuestra voluntad de servir bien a las personas con las que vivimos nos llevan a un final más feliz de lo que podemos imaginar. Te invito a pedirle a Dios que te dé un corazón generoso, para que puedas compartir tu tiempo, talentos y tesoros.